22 de septiembre de 2009

El teatro Barroco


En esta obra, Lope aborda el problema del honor y el conflicto entre villanos y nobleza. El relato se basa en unos hechos reales acaecidos en 1476.
La trama de la obra, ambientada a finales del siglo XV, se configura según el siguiente argumento: el comendador Fernán Gómez, atraído por Laurencia, hija del alcalde de Fuente ovejuna, la secuestra el día de su boda. Los campesinos se levantan en armas contra el comendador y lo matan. La justicia interviene, pero, ante la pregunta sobre quién mató al comendador, todos responden: «Fuente Ovejuna, señor». El rey, finalmente, perdona a los villanos.
Fuenteovejuna es una obra que se adapta con bastante precisión a las teorías teatrales expuestas por su autor en Arte Nuevo de hacer comedias: mantiene la intriga hasta el final, se divide en tres actos, presenta variedad métrica y emplea un lenguaje natural que se ajusta al decoro.
Estructura
La obra se divide externamente en tres actos o jornadas que responden al planteamiento, nudo y desenlace de la trama. Como es propio de la renovación barroca, rompe con las unidades de tiempo, espacio y acción. Esta se desarrolla en varios días y se suceden dos tramas principales: una de carácter social y otra de sesgos políticos. Por un lado se plantea una acción constituida por los conflictos entre el comendador y los habitantes de Fuenteovejuna y, por otro, existe una acción secundaria en la que se cuentan los sucesos ocurridos en Ciudad Real en las guerras civiles. Estas dos acciones convergen a partir del acto segundo, donde la traición política y la social del comendador se unifican.
Personajes
En la obra se percibe una evolución en la presentación de los personajes. Los dos primeros actos se centran en figuras individuales mientras que en el tercero aparece con fuerza el personaje colectivo.
Dentro de estos caracteres individuales destacan los siguientes:
El comendador Fernán Gómez es el personaje que representa, desde el punto de vista social, el abuso de poder y los valores contrarios a la monarquía. Es además una persona soberbia, amoral, traidora y lasciva, sobre la que se descarga el rechazo del resto de los personajes. Así pues, su bajeza personal se asocia a su incorrecta actuación política. En este sentido, constituye un personaje típico de otras comedias de Lope, y su muerte, justificada por su actuación deshonesta, supone el castigo al que osa quebrantar el sistema social imperante.
Pero, además, el comendador es representante de un concepto del honor erróneo: piensa que este solo puede hallarse entre la nobleza y desprecia por ello la moralidad de los villanos.
Los reyes, frente al comendador, representan el poder aplicado con corrección; son los redentores del pueblo y los valedores de la paz.
Los amantes, Laurencia y Frondoso, no son personajes nobles, pero destacan por un comportamiento honrado. Por lo tanto, la obra ensalza la figura del villano como sujeto capaz de tener honra y de ser respetado. En este sentido, Lope rompe con la tradición anterior que asociaba dichos valores a los personajes nobles.
Mengo es el personaje que responde al papel del gracioso, frecuente en las obras de la época.
Sin embargo, como se ha dicho, el personaje más importante de la obra es de carácter colectivo. Se trata del pueblo de Fuenteovejuna, con el que ha de identificarse el espectador y que representa el apoyo a los valores positivos de la obra: la justicia frente al abuso, la unidad frente al individualismo, el honor frente a la vileza, la fidelidad al rey frente a la traición. De nuevo, en él se asocia la categoría moral a la actuación política; el pueblo honrado es un pueblo fiel al monarca. Pero, además, a través de la defensa de este personaje colectivo se establece en la obra el tópico de menosprecio de corte y alabanza de aldea. En el campo se mantienen intactos los valores del honor frente a la corrupción de la ciudad.
Fuenteovejuna se constituye como un héroe. El pueblo se ve humillado, lo cual contribuye a ensalzarlo como personaje, para ser finalmente compensado. Es una población que se rebela contra el noble que no cumple con la obligación de proteger al vasallo. Así, en la obra se legitima su capacidad de exigir justicia y de tener una voz dentro del sistema social.
Temas e interpretación
Fuente Ovejuna plantea el problema de un pueblo que, llevado por la necesidad de recuperar su dignidad, se rebela para restablecer el orden. La obra, por tanto, defiende el honor de las clases populares y plantea que el sentimiento de honra es propio del hombre virtuoso y no exclusivo de la nobleza.
Por otra parte, la ejecución de la venganza que lleva a cabo Fuenteovejuna se justifica porque se ajusta a los códigos de honor. Sin embargo, ese mismo código obliga al villano a respetar a los miembros de la nobleza. En este sentido, la obra plantea un conflicto entre estas dos reglas y se resuelve a favor del pueblo por la intervención del rey. Este hace prevalecer el derecho del ser humano virtuoso a ser respetado sobre el del noble corrupto que exige obediencia por mero derecho de nacimiento. Pero esto no supone una crítica a la nobleza; el comendador está particularizado y supone una excepción, un traidor a los deberes y usos propios de su clase. La defensa de la rebelión contra la tiranía que aparece en Fuenteovejuna dota a la obra de gran modernidad y de carácter universal. No obstante, debe tenerse en cuenta que este derecho se acompaña de la obligación de no invertir los papeles sociales: el pueblo existe para ser gobernado, no para gobernar. Así, la traición que comete la población hacia su señor se justifica no solo por la vileza de este, sino también por la fidelidad de Fuenteovejuna a una causa mayor: su rey.
La obra se ha interpretado, por lo tanto, como una defensa de la monarquía. Esta se muestra como un elemento de férrea integridad moral que funciona como restaurador del orden roto por las imperfecciones humanas: protege al débil y ajusticia al tirano, sin hacer prevalecer en su actuación las diferencias sociales entre ambos. En este sentido, Fuenteovejuna acerca la imagen de la monarquía a las clases populares, pues actúa de mediador entre los diversos estamentos y no de valedor de la clase social más elevada. En cierto sentido, la obra pretende liberar a la monarquía de la sombra de la corrupción, tan presente en la sociedad de su tiempo. Fuente ovejuna refuerza el sistema estamental; el rey es siempre el refugio del pueblo y el noble su protector. La excepcional maldad del comendador sirve para explicar la utilidad del orden social incluso en los intentos de alteración del mismo. Lejos de lograr su caída, el comendador colabora a su ensalzamiento.

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